domingo, 9 de marzo de 2014

Moon Song

Fuma lento, sin prisa, sintiendo el tenue calor del tabaco quemándose, entrando en él. A lo lejos, una luna débilmente iluminada escucha sus pensamientos, sus dudas. De cerca, otra luna produce melodías para sus oídos. Siente el frío recorrer sus tobillos, sus brazos temblando ligeramente. 
Absorve esa última pitada, lento pero continuo. La música se combina con el ruido citadino de los autos en la avenida. Retiene el humo, dándole una despedida. Siente un recorrido húmedo en su rostro y las ganas de huir se incrementan. Pero no lo hará, no más. Así que, dirigiéndole una última mirada a aquel cigarro, lo apaga con delicadeza. Apenas noto que en la colilla está inscrito un nombre. No quiere dejar libre al humo. 
Mientras va escribiendo estas líneas, me mira y puedo ver en el brillo de sus ojos que no desea huir, no puede huir más. No quiero dejarlo ahi solo, pero sé que necesita hablar consigo.
A medida que me alejo, siento la brisa que también le roza a él la cara, los brazos temblorosos, la garganta áspera. Volteo porque sé que aunque esté a pocos metros de su cuerpo, su mente está a algunos kilómetros, observando al balcón del noveno piso de un edificio, un edificio frente a la gran pared blanca. Aquel balcón que - sospecho - le pertenece al nombre escrito en la colilla de su último cigarrillo.

Al borde del muro | http://www.youtube.com/watch?v=SU6KFnGF9M8 | La luna

lunes, 3 de marzo de 2014

* .. ..... *

Y mientras más lo pensaba, más clara era para mí la validez de su duda ¿ Cuántas veces no le habrían dicho lo mismo, con diferentes palabras? y sin embargo, ahi estaba ella, con una llaga en los sentimientos más grande de lo que mis torpes palabras podían cubrir. 
Tenía el derecho de no creer tan rápido en mí: no me conocía, ni había pasado tanto tiempo conmigo como para no dejarse llevar por el primer sentimiento que la embargó cuando vió que la atracción evolucionaba: unas increíbles ganas de huir.
Pese a todo, ahi estaba yo, esperando - en el fondo - que no lo hiciera y que viniera a mis brazos, que empezaban a reclamar por su ausencia.

(Tirado viendo como se ocultaba lentamente el sol veraniego, aquí, un poquito más al norte.)