martes, 26 de marzo de 2013

suya


ella nunca fue suya, eso ya le habia quedado claro. Ni los besos, ni miradas, ni manos juntas, ni roces inocentes, ni nada de ello: en ningún momento habia sido suya. Ahora lo entendia, mientras fumaba lentamente su último cigarro, Ricardo se daba cuenta de lo vacia de aquellas suposiciones: ella no pensaba más allá, ella era de ella, solamente de ella. Tal vez eso fue lo que le atrajo, ya no recuerda, habia pasado muco tiempo: su independencia y a la vez esa necesidad de protección. Pero ella no era suya y nunca lo fue. Habia pasado bastante tiempo desde que se conocieron y algunos meses desde que el se empezó a interesar en una relación seria. Ese era el problema: ella era la primera que le habia hecho desear estar en un compromiso, en algo que vaya más allá de unos tragos y una noche confusa. Se habia metido con tal fuerza a su cabeza que ni con pastillas, estudio, drogas o alcohol se le habia podido salir. Era definitivo: estaba enamorado.
Ricardo recordaba todos los pequeños momentos en su cabeza, cada detalle, hasta el más pequeño y seguia buscando aquel momento en el que ella demostrará  que no queria algo más. Ese también era el problema: ella nunca lo demostraba. 

Miraba como el papel y el tabaco se consumian lentamente, junto a él unas hojas arrugadas y los deseos de un nuevo inicio; sin embargo, habia algo en él que aun no queria olvidarla. Su lado autodestructivo estaba ganando la batalla. 
Última pitada. Se para. Lanza una última mirada al vacío. Se va. No voltea. Solo se aleja y ya, pero ella en ningún momento fue suya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario