sábado, 7 de diciembre de 2013

Montañas rusas

Hay aspiraciones que no se llegan a cumplir, o bueno, creemos que no se están cumpliendo en el tiempo que esperábamos. 
Unos años atrás, me preguntaba cómo sería estar en una relación formal. A esa edad dificil que alguien se tome verdaderamente en serio tal pregunta viniendo de un mocoso de 14 años. También sabia que tenia miedo a eso, mucho miedo, por el temor a abrirme a una persona, que pueda ver cosas que solo yo veía o incluso que vea más allá de lo que mi propio entendimiento podía crear en mí. 
En aquella primera relación la buscaría, la esperaría, disfrutaría cada segundo que compartiria con ella o él (felizmente desde pequeño pude reconocer que no hay diferencia, por motivos del post escribiré "ella" solamente). Con los años fui apreciando mucho más lo que es el espacio personal, algo que valoro mucho, por lo que, en esa primera relación también tendría que haber esos espacios, estar mucho tiempo con alguien, por mucho que la quieras, terminarás minando tu relación (cualquier tipo de relación con esa persona). Que ella fuera libre de hacer sus cosas así como yo las mías. Siempre me parecía tan risible cuando venian, tanto amigos como amigas, a decirme que sus respectivas parejas les habían prohibido hablar con alguien, o les habian recriminado que dejara de hacer lo que más les gustaba hacer por pasar tiempo con el/ella. No entraba en mi cabeza en que mundo una persona que no seas tú, te podía privar de hacer algo o hablar con alguien. 
Pensaba que nada de esto me pasaría porque yo iba a ser, si bien no perfecto, bastante bueno, que estaría cuando necesitaba estar, que le daría su tiempo cuando así fuese necesario, pero, como en todo en nuestra vida, cuando más grandes son las aspiraciones y fallas, es cuando más duele y más decepciona a uno mismo. 
Había llegado a un punto en mi vida en el que sentía que todo estaba bien, después de muchisimo tiempo, que cada aspecto de mi vida resultaba, en su mayor parte, como quería, que el karma, fuerza universal, Dios o el destino había decidido tomarse un break conmigo y dejarme disfrutar de las cosas que importaban. Sin embargo, esta vida es un ciclo, y así como tiene picos buenos, también llega la parte donde empezamos a sentir el descenso, como en una montaña rusa, donde llega un punto en el que ya puedes precisar que se acerca lo turbulento, una vez más. 
Hoy no ha sido un buen día.

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